Conocí al niño cuando ya era un hombre,
cuando no quedaba ni rastro de su pelo dorado
y la alegría que exhibía en las fotos
solo era un anecdótico recuerdo.
Conocí al niño cuando era un hombre taciturno
de sentimentalismo desbordado y mirada observadora y cinematográfica
que pensaba en hacer películas.
Cuando conocí al niño que ya era un hombre
pensé que sería magnífico estar con un artista,
con un chico que llevase una vida diferente
y quien le interesase tanto la cultura como a mí,
pero por desgracia todo resultó un fiasco,
algo prometedor que parecía oro
pero que fue plátano.