NADA

Por casualidad encontré unas frases muy bonitas pero también muy poco realistas que decían asÍ:
 
SI VIERAS EL TAMAÑO DE LA BENDICIÓN QUE VIENE,
ENTENDERÍAS LA MAGNITUD DE LA BATALLA QUE AHORA PELEAS.

LAS DIFICULTADES PREPARAN A PERSONAS COMUNES 
PARA DESTINOS EXTRAORDINARIOS.
 
-¿Qué bendición? ¿Qué magia? ¿Qué destino extraordinario?- me pregunté al leerlas sabiendo que hay millones de personas en el mundo que han pasado por algún tipo de gran dificultad y eso no les ha traído nada más que una merecida calma final.
Me encantaría creer que mi paso por el infierno está valiendo o va a valer para algo más allá de mí, pero… ¿para qué vamos a engañarnos?... Yo ya no creo en casi nada. El infierno y la vida en sí me han convertido en una incrédula descreída de todo, hasta de mí misma. Entonces... ¿qué agarrar ahora en esta situación? NADA, no hay nada a lo que aferrarse.
En general, a la gente esa Nada le aterra o le pone triste, a mí sin embargo me serena y me sitúa en un extraño pero curioso punto de partida. Veamos a dónde me lleva.