A mis pies estaba el otoño. A mis pies me encontré una brújula. Él marcaba una época, ella marcaba una ruta. Al otoño me lo esperaba porque llevaba días por todas partes, pero la brújula me pilló por sorpresa aunque que yo había pasado al menos 500 veces por el lugar donde se encontraba.
La cuestión es que nunca me había detenido exactamente en ese punto, y eso fue lo que marcó la diferencia. Observar con detenimiento lo que me rodeaba hizo que encontrase cosas nuevas que debían llevar años ahí sin que yo me hubiese percatado de ello. Otra vez quedó claro que no conocemos todo lo que vemos, ni todos los lugares por los que transitamos con frecuencia.
La cuestión es que nunca me había detenido exactamente en ese punto, y eso fue lo que marcó la diferencia. Observar con detenimiento lo que me rodeaba hizo que encontrase cosas nuevas que debían llevar años ahí sin que yo me hubiese percatado de ello. Otra vez quedó claro que no conocemos todo lo que vemos, ni todos los lugares por los que transitamos con frecuencia.