Encuéntrame al atardecer
cuando la belleza lo conmueva todo
y las sombras sean azules,
cuando la luz me inunde las entrañas
y la sienta fuerte en todo mi ser.
Encuéntrame al atardecer
en lo alto del puente o sentada en un parque.
Búscame entre las sombras y las luces
teñidas de rojo y ámbar
que convierten el azul del cielo
en un infierno divino.
Nunca sabrás quién soy
si no contemplas semejante belleza conmigo.
Te esperaré al atardecer
preguntándome quién eres y dónde estás,
si eres una realidad o tan solo el deseo de mi mente
aquejada de esperanzas vanas
y un romanticismo obsoleto que no comprendo.