LA MUERTE LE ACECHABA

Supo que la muerte le acechaba cuando, al cruzar por el paso de cebra camino de la tienda donde diariamente compraba el pan, escuchó un frenazo repentino, giró la cabeza y vio que un coche fúnebre había estado a punto de atropellarle. Él, Edgar, se había quedado tan sorprendido como el conductor del vehículo que había efectuado el frenazo justo a diez centímetros de su pierna. Al mirar para cerciorarse de lo que había ocurrido, sus ojos desorbitados se habían encontrado con los del no menos escandalizado conductor mientras sus voces contenían la misma pregunta: <<¿de dónde ha salido?>>. Décimas de segundo después, el cerebro de Edgar procesaba la información a 1000 por hora y se hacía consciente del riesgo; un chirrido de neumáticos, su momentánea parada respiratoria, aquel automóvil enorme y oscuro tan cerca de él, una persona al volante, dos más llorando en el asiento trasero, el féretro, el espanto ante un segundo fatal... Cuando el suceso comenzó a ordenarse poco a poco en su mente, reanudó el trayecto hacia la panadería y sintió una convicción: la muerte le acechaba, le acechaba desde hacia días… Pudo afirmar esto con rotundidad porque los recuerdos de las dos últimas semanas aparecieron en sus cavilaciones; de repente recordó que, sin ir más lejos, el día de antes se había encontrado en las fronteras de la vida y la muerte mientras sentía como todo su ser se asfixiaba con un trozo de galleta que se había introducido por el conducto equivocado al tragar. Revivió el instante en el que notó cómo su organismo se venía abajo por la falta de oxígeno y cómo había salido corriendo en busca de los vecinos del rellano para que le ayudasen. También se acordó de que, durante el fin de semana, mientras ayudaba a su hermano a realizar una instalación eléctrica en la casa nueva, había rozado sin querer un cable desprovisto de aislante y había recibido una descarga que le había ennegrecido parte del dedo índice y que le obligó a pasar el resto de la jornada sin poder tocar ningún objeto metálico directamente. Por último acudieron a su mente el conjunto de imágenes y movimientos que efectuó para evitar golpearse en la sien contra la bañera cuando la semana anterior se escurrió mientras se duchaba. 

la muerte besándote