Lo respiro, absorbo así su belleza. Dejo que se meta y se expanda por cada molécula de mi cuerpo. El tiempo pasa sin que yo quiera que acabe. Atardecer, atardecer... oh, atardecer. No puedo sentirme más preciosa ni poética cuando te contemplo. Es como mirar un cuadro abstracto vivo, inmenso y espectacular.