Enero de 2021. Acababa de empezar el año y una gran nevada llegó con él, cosa que es muy rara en Madrid. Había comenzado a eso de las siete de la tarde y, cuando de madrugada fui a la cocina, noté que a través del ventanal se percibía un resplandor que no era normal. Abrí la ventana para ver qué estaba pasando y alucinada contemplé una imagen que no había visto jamás: mi calle nevada de noche. Durante unos minutos me quedé admirándola como si estuviera viendo una aparición, luego hice esta foto. Todo tenía un aspecto fascinante y parecía emitir una radiación propia. El momento me hizo tener la impresión de que otra vez era pequeña y había encontrado regalos en el salón el día de Reyes. Pensé que ni siquiera cuando ponen los adornos de Navidad, había visto una luz TAN PRECIOSA como esa; de verdad que más que luz parecía magia.