DE LIGUE EN LA RED

Una vez, en la película Sabrina y sus amores, escuché una frase que me gustó mucho y que creo que viene bien para el tema del que quiero hablar aquí. La pronunciaba uno de los personajes que advertía tal que así a la protagonista sobre un supuesto chico perfecto que había conocido: –Hay que tener cuidado con la fantasía. Las idealizaciones son personajes peligrosos… No tienen defectos.

Rara es la persona, y yo misma he vivido esa experiencia, que al conocer a alguien a través de Internet por el motivo que sea, no tiende a pensar con toda la naturalidad del mundo que el desconocido-a en cuestión “es muy majo-a”.


En estos días en los que pululo por la red de ligue Pof, vuelvo a plantearme una pregunta:
¿De verdad alguien cree que puede conocer al amor de su vida gracias a Internet?

Existen algunos casos (no conozco directamente ninguno), pero yo soy francamente escéptica en cuanto a esta expectativa demasiado generalizada entre la gente muy joven. Quizás lo que podemos encontrar es la oportunidad de encontrar a alguien afín; pero a lo que yo me refiero es a que si verdaderamente se puede conocer a una persona usando este medio.
Aún me acuerdo de ese chico que una vez me escribió afirmando que, poco a poco, viendo un blog de temática cultural que escribo hace años (Todos contra el Arte), había ido conociéndome y estaba seguro de que si la mujer de sus sueños existía, seguro que se parecía mucho a mí. Recuerdo que, según leí aquel comentario, pensé que el pobre era tonto y demasiado confiado, cosa que le hice saber educadamente a través de unas frases de contestación. ¿¿Cómo se puede conocer a alguien a través de un blog que no habla de esa persona?? No lo entendí.
¿Nos fiamos demasiado pronto y con facilidad de la gente que encontramos en la red? ¿Les idealizamos igual que hacemos con nuestros actores o artistas favoritos?
A cuento de lo que he escrito en la publicación Opiniones de eDarling y Pof, me gustaría relatar por aquí tres historias resumidas de personas cercanas que conozco y que se llevaron el gran chasco con la idealización que habían conocido por Internet al quedar en persona. Para mantener su anonimato, utilizaré sólo la inicial de su nombre al hablar de ellos y ella.

Ligar en la red

La historia de Is es básicamente esta: de manera casual, en un foro de informática, Is empezó a relacionarse con una chica MUY MAJA con la que terminó intimando virtualmente un poco, y que acabó contándole que lo estaba pasando muy mal porque lo había dejado con su novio de tantos años. Mi amigo, compadeciéndose de la chica (que parecía muy triste y necesitada de apoyo emocional), le propuso quedar para charlar. Ella le dio su dirección, y una tarde mi amigo condujo hasta su casa con intención de dar un paseo, escucharla y animarla. Según las propias palabras de Is –Fue verla salir del portal, y arrepentirme de haber quedado con ella. ¡Menuda cara de loca tenía! Y encima lo primero que me dijo nada más verme fue –Bueno, ¿vendrás duchado y habrás traído dinero para el hostal, no?
Pues no, el chico no llevaba dinero, jajajajaja; es que fue pensando en otras cosas.

Ligar en Internet

La historia de mi amiga E es muy corta pero muy elocuente. E contaba que conoció a un chico a través de Pof, que por supuesto PARECÍA MUY MAJO, pero con el que tuvo tres citas y, según sus palabras –Cuanto más le conocía, menos me gustaba. Se picaba por nada, y yo noté que cada vez que quedábamos, no paraba de quejarme y de contarle neuras. No sé qué me pasaba cuando estaba con él. Me volvía super negativa. Al final ya no quedamos más. ¡Con el buen rollo que daba en Pof!
Supongo que el inconsciente de E estaba rechazando la realidad con la que se había encontrado.

De ligue en la red

Pero la mejor historia de las tres, y la más fuerte para mi gusto, fue la que le sucedió a mi colega J.C.
J.C. abrió una cuenta en Pof y, al cabo de unas semanas, conoció a una chica guapísima, cariñosa y MUY MAJA que se llamaba Paula. Paula, comenzó a charlar cada día vía mensajes con J.C., y a medida que se iban conociendo, le envió una buena colección de fotos de su preciosa carita, intimó cada vez más con mi colega y al final acabó dándole su número de teléfono. J.C. estaba super contento y orgulloso de haber conseguido novia por Internet, y claro está, una vez tuvo el teléfono de Paula, no dudó en llamarla. Cuando por fin oyeron sus voces, tuvieron una conversación bastante amena y sexy en la que debieron jurarse amor eterno o algo así, jajajajajaja. El caso es que, al día siguiente de aquella charla maravillosa para mi amigo, éste se conectó a Internet, se metió en Pof y se encontró con que Paula había desaparecido; que no quedaba ni rastro de ella ni de sus mensajes ni de nada. Os podéis imaginar la confusión de mi amigo. Por supuesto, el número que le había dado ya no funcionaba.
Al final, transcurridas unas semanas, J.C. volvió a saber de la chica cuando a fin de mes le llegó una factura telefónica muy maja de 382 euros por la llamada que realizó a la supuesta Paula.

Visto lo visto, ahora vuelvo a repetir la pregunta ya realizada al principio:
¿¿idealizamos a las personas con las que nos topamos a través de Internet tanto para bien como para mal??
Yo creo que sí, rotundamente sí. Pero supongo que no hay que tirar la toalla por eso ni sentirnos tontos, ¿no?... Creo que sencillamente se trata de no ser tan ingenuos y lanzar las campanas al vuelo demasiado rápido.
Para finalizar esta entrada, transcribo unas palabras de Mario Vargas Llosa que me enviaron por Whatsaap y que me gustaron mucho. Dicen así:

Nunca digas que amas a alguien si nunca has visto su ira,
sus malos hábitos, sus creencias absurdas y sus contradicciones.
Todos pueden amar una puesta de sol y la alegría, sólo algunos
son capaces de amar el caos y la decadencia.

julio 2018